lunes, enero 18, 2010

La comida y la creatividad

Dice Theodore Zeldin en su libro "Una historia íntima de la humanidad" que hoy en dia comemos unas 600 de las cientos de miles de plantas que son comestibles. Si descartamos todas las plantas que muy probablemente son comestibles pero que probablemente saben muy mal, o aquellas que solo se consiguen en una cueva himalaya cuyo suelo ha sido abonado por excreciones de Yak, aun nos quedan miles de plantas que son asequibles y que probablemente saben bien. Supongo yo que ahi hay un potencial inmenso para la experimentación.
Un interesante reto podría ser destituir a Ferrán Adriá y sus pupilos como los únicos cocineros autorizados para incluir plantas improbables en combinaciones inesperadas en la culinaria.
En alguna parte de un test de creatividad que a veces entrego a mis estudiantes se pregunta si se está dispuesto a experimentar con nuevas recetas o si se prefiere preparar aquellas que ya se dominan bien para evitar intoxicar a los invitados de una supuesta reunión de amigos. El test pretende medir la predominancia del lado cerebral y asigna puntajes correspondientes al cerebro derecho a quienes optan por la respuesta que favorece el riesgo.
La verdad es que me parece que la cocina y la mesa son lugares ideales para ejercitar actitudes creativas. Sugiero una nueva actitud al ejercitar estas dos actividades:
- Dar oportunidad a otros sentidos. ¿Puedes reconocer ingredientes solo usando el olfato? ¿Los puedes reconocer por su sabor?
- Probar nuevos ingredientes. No es necesario salir a la selva tropical para encontrar una raiz utilizable. Basta con dar oportunidad a los vegetales, carnes, salsas, o cualquier otro tipo de alimento disponible en el supermercado y que no hemos puesto nunca en nuestro carrito de compras. Enfóquese esa semana en sacar el máximo provecho de ese nuevo ingrediente. Aproveche el internet. Arriésquese (Aunque le entenderé perfectamente si se niega a llevar el Coliflor)
- Probar nuevas combinaciones. Cuando esté preparando un plato, abra la alacena o la nevera, mire algún frasco de algo, y si no está excesivamente vencido pregúntese ¿Por qué no?. Cambie el orden en que come. Cambie el sitio en el que come. Cambie...
- Comparta las experiencias. Aprenda a observarse y observar al otro. Mire reacciones y coméntelas.

PD: Sigo pensando... ¿Será que el restaurante de Leonardo tendría reservas por un año adelantado si hubiera sido abierto en estos tiempos?

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